viernes, 25 de septiembre de 2020

El olvido que guardamos en la memoria

Nuestros cerebros utilizan el mecanismo del olvido para protegernos de vivencias traumáticas que hemos experimentado. Aquellos recuerdos que puedan provocarnos emociones difícilmente soportables son aislados de nuestras memorias.  Podría parecer  ser entonces lo más lógico y sensato que como sociedades empleáramos el mismo mecanismo: no hablar de lo que pasó y mirar sólo hacia delante.  Pero esto es lo más iluso que podríamos hacer, porque no es por negarnos a recordar que lo sucedido deja de existir. 


“Hay un tipo de olvido que guardamos en la memoria. Se le puede oír respirar. Está esperando que intentemos romperlo, pero no es fácil. Sólo cuando recordamos algo, una breve insinuación, podemos entender la real magnitud de lo olvidado. Lo que quiero decir, a modo de advertencia, es que hay más olvido que recuerdo.”  Considero que es una buena y necesaria advertencia la que nos hace Nona Fernández, pues saber la magnitud de todo lo olvidado puede ser un impulso para comenzar – o continuar - el ejercicio de recordar. 

Hacer memoria nos ayuda a entender nuestro presente. Es comprender que la historia no es lineal, y que por lo mismo el legado de la dictadura de Pinochet se encuentra presente en nuestro contexto actual. Jorge Montealegre plantea también la dimensión individual del acto de hacer memoria: “(…) es hablar de uno mismo en y desde el presente. (…) ya no son historias pasadas, sino historias que están pasando.”  Hacer memoria nos permite entender cómo hemos llegado a ser lo que somos. Podemos comprender que venimos de una historia hecha por nosotras, las personas, y esto a su vez nos ayuda a desnaturalizar aquello que nos indigna, desnaturalizar que sigan habiendo injusticias y violaciones a DD.HH para así poder construir un futuro con los cambios que consideremos necesarios.

Me parece también que realizar trabajo de memoria es necesario para conocernos en nuestras facetas más terribles. Considero que es una advertencia importante que nos debemos hacer para saber las atrocidades que como humanidad somos capaces de cometer. En este sentido, me parece que el texto Cómo se forma un torturador de Paola Passig es muy esclarecedor. En nuestros imaginarios solemos pensar a los torturadores como monstruos, enfermos y psicópatas. Passig habla sobre diversos experimentos que demuestran que prácticamente, casi cualquier persona podría convertirse en torturadora si se encuentra bajo ciertas relaciones de poder y manipulación ideológica.  Es decir, la autora despatologiza a los torturadores. En lo personal sigo pensando que son monstruos, pero también es importante reconocer que son humanos. Sacar a los torturadores del lugar de los seres extraordinarios enajenados y situarlos en un lugar más cotidiano es sumamente desesperanzador, da mucho miedo. Sin embargo, es algo que debemos hacer para evitar que se repita la historia. Es nuestra responsabilidad saber lo terrible que son las violaciones a los DD.HH para permanecer todo el tiempo alertas, reconocer y luchar debidamente en caso de que algo así vuelva a pasar. 

Por último, quisiera decir que hacer memoria es el mínimo de sensibilidad y respeto que podemos tener por las víctimas de violaciones a DD.HH y sus familiares. Es evitar a toda costa convertirnos en una sociedad indiferente ante la injusticia que ha sufrido tanta gente en nuestro país. “No podría ser de otra manera, no podríamos vivir sin tocar en cada sueño la seda escarchada de sus cejas. (…) Nos obligamos a soñarlos, (…) como quien regresa a la niñez y se esfuerza por rearmar continuamente un rompecabezas, un puzzle facial desbaratado en la última pieza por el golpetazo de la balacera. (…) Por eso es que aprendimos a sobrevivir bailando la triste cueca de Chile con nuestros muertos. Los llevamos a todas partes como un cálido sol de sombra en el corazón.”  Lemebel nos muestra en su crónica El informe Retting lo necesidad que hay de ser sensibles. Se podría decir entonces que ser capaces de emocionarnos por las atrocidades que han ocurrido en Chile es una forma de brindarle tributo a los/as desaparecidos/as y a quienes los/as siguen buscando. 


Como dice Nona Fernández, es difícil recordar. Es doloroso. Y sería imposible recordarlo todo. Pero es sumamente necesario esforzarnos porque nuestra historia no quede en el olvido. No podemos dejar de discutirla, de reflexionar en torno a ella, de luchar por acabar con las injusticias del legado de la dictadura. 

El Estado chileno está en una deuda enorme en materia de memoria y de DD.HH. Sin embargo, creo que estamos en un momento esperanzador de nuestra historia. La efervescencia  de la actividad política que se ha visto durante el último año da pie para muchos cambios tanto a nivel cultural como estructural. 

Para finalizar, quisiera compartir una reflexión que realiza Julio Cortázar en Negación del Olvido, que considero, resume de una muy buena forma lo importancia de hacer memoria. “Todo lo que podamos hacer en el plano nacional e internacional tiene un sentido que va mucho más allá de su finalidad inmediata (…) algo que se llama dignidad, se llama libertad, y sobre todo se llama futuro.” 



Valeria Mery


Bibliografía

  1. Núñez, G. (2020) El Cerebro te Protege de tus Recuerdos Traumáticos. https://lamenteesmaravillosa.com/el-cerebro-te-protege-de-tus-recuerdos-traumaticos/

 

2. Fernandez, N. Preguntas Frecuentes. (2020) Obra de Teatro. GAM. 

 

3.  Montealegre, J. (2003) citado por Reyes, M.J. Pasado/ Presente en el Chile de hoy: Políticas de memoria en los discursos cotidianos. (p. 177)

 

4. Passig, P. (2004) Cómo se forma un torturador (pág. 3)

5. Lemebel, P. (2006) El informe Retting (pág. 2-3)

6. Cortázar, J. (1981) Negación del olvido (pág. 5)









1 comentario:

  1. Valeria, excelente reflexión, profunda, honesta, descarnada. Ciertamente el proceso de reconstruir la memoria es duro, doloroso, pero fundamental como planteas. Si dejásemos de mirarnos, tal vez perderíamos gran parte de nuestra esencia. Muy interesantes las citas escogidas.
    C.Mery

    ResponderEliminar

  Desconocerse para conocerse mediante la escritura Y a veces, al escribir, limpiamos todo, como si de ese modo avanzáramos hacia algún lado...