Durante el transcurso de la historia, diversos países se han visto afectados por gobiernos autoritarios, más conocidos como dictaduras. Estas puede que se diferencien en causas, ideales, motivos y duración, pero en todas se repite el mismo patrón para actuar: represión, torturas y restricciones.
Con estas formas de actuar se provoca un mayor sentimiento de
esperanza y unión, que motiva más a las personas a seguir adelante y expresarse
contra las injusticias. Suena bastante irónico que un proceso tan violento,
permite a su vez, desarrollar una mayor expresión y un mayor vínculo, pero si analizamos
detalladamente la situación de Chile, la idea cobra sentido. Son estos dos puntos,
expresión y unión, en los que me quiero enfocar.
Entre 1973 y 1990, Chile se vio afectado por un “apagón cultural”, proceso donde cualquier tipo de representación y/o movimiento artístico era restringido. No se permitieron, por sobre todo, las actividades artísticas que mostraban una clara oposición hacia el régimen militar y si es que se llegaba a saber de alguien promoviendo el desarrollo cultural, la violencia fue el arma que rápidamente se encargó de silenciar. Casos como el del cantautor Víctor Jara, brutalmente asesinado, demuestran la represión y censura ejercida hacia quienes denunciaban la dictadura y se oponían a esta.
Sin embargo, cabe preguntarse, ¿Es posible reprimir, censurar, restringir y/o detener por completo el desarrollo cultural de un país? La respuesta es no. De hecho, es justamente en los momentos más tensos donde existe una mayor expresión artística y se cumple que la restricción indirectamente promueve la expresión. El no permitir ser callado y hacer enfrente a las injusticias motiva a expresarse a través de diversas maneras; organizaciones, literatura, música, protestas, etc. Todas estas formas a su vez, juntan a las personas y las mueven a rebelarse contra todo tipo de opresión, ganando cada vez más adeptos. Si bien esto no significaba que las personas al principio podían salir libremente a expresarse por las calles, sí significa que estas se podían reunir clandestinamente y reorganizarse paralelamente a lo que ocurría. Ejemplos relacionados con música, fueron grupos ya establecidos que intentaban mover al pueblo a través de sus melodías, recalcando el descontento y la búsqueda de libertades y derechos para todos. Como el grupo Inti-Illimani, que si bien no se encontraba en el país durante el 73, sí protestaba contra la dictadura. Así, la música se convirtió lenta pero potentemente en la voz del pueblo.
Tomando en cuenta lo anteriormente dicho sobre la imposibilidad de cesar en su totalidad la cultura, entonces, ¿Se podría considerar como un apagón cultural lo ocurrido? Nuevas evidencias y archivos sugieren que no. El Museo de la Memoria se ha encargado de recolectar toda la información relacionada con el desarrollo de la cultura, obteniendo “testimonios audiovisuales de trabajadores y trabajadoras de la cultura que desde diferentes organizaciones sociales lucharon contra la dictadura en Chile”. Basándonos en esto, sí se reprimieron distintas actividades artísticas y sí asesinaron personas que demostraban que estaban en contra, pero nunca se pudo acabar por completo con la expresión de la gente y su deseo de acabar con el régimen.
Esta gente decidía prestarle ayuda a otros, no porque pareciera una buena idea (de hecho ponían en riesgo sus propias vidas), sino porque mientras más violencia, injusticias, represión y torturas veían, más crecía el sentimiento de unión, el sentimiento de rabia, y el deseo de acabar con todo. Y justamente para eso último, se necesitaba de una gran masa unida. Si mataban a uno, salían dos a protestar. Si se perdían familias, se organizaban más grupos y así de a poco pero con fuerza el pueblo se unió más que nunca, ocupando como motor todo lo que ocurría en dictadura.
En conclusión, los mecanismos creados para acabar con la oposición (represión, restricción y torturas), callándolos y censurándolos, lograron el efecto contrario, pues indirectamente promovieron una mayor expresión y a la vez un mayor sentimiento de unión entre las personas, estableciendo así un pueblo cada vez más fuerte, valiente, seguro y dispuesto a dar la pelea por quienes ya no pueden, demostrando que nunca podrán acabar con ellos.
https://www.eldesconcierto.cl/2019/08/22/nunca-hubo-apagon-cultural-museo-de-la-memoria-estrena-archivo-oral-de-movimientos-culturales-en-dictadura/
Muy cierto lo que nos muestras Antonia, efectivamente en los tiempos de la dictadura fue imposible acallar las expresiones artísticas de todos los que veían con horror lo que estaba sucediendo en nuestro país. Y el fenómeno fue interesante, pues tal como señalas, en la clandestinidad junto con el miedo y el dolor surgieron grandes movimientos de resistencia y de denuncia que generaron la unión de un pueblo lastimado y dejaron muy claro que siempre hay espacio para expresar lo que sentimos y cuando se expresa genuinamente provoca la unión de muchos que están viviendo y sintiendo lo mismo y esto cobra una fuerza portentosa.
ResponderEliminarClaudia Mery