La censura es un tema muy común, no solo actualmente si no que también en épocas de dictaduras, donde la influencia política tiene un peso bastante importante, ya que ellos son los que terminan decidiendo deliberadamente qué cosas son permitidas hablar y cuales no y no solo hablar, ya que cuando hablamos de censura no nos referimos a solo la censura en los medios si no que también censura en él ámbito cultural, literario, artístico etc. Donde a fin de cuentas se ve reprimida tu opinión en toda totalidad si es que tienes un pensamiento contrario a lo que gobierna.
A continuación en este ensayo, hablaremos de los métodos de censura más empleados en los medios así como también en la literatura sobre todo en Argentina. Pero previo a eso primero explicare que es la censura. Se conoce como censura o acto de censurar a la «restricción de la libertad de información y/o expresión es decir, a la supresión parcial o total de información por parte de un organismo. Por lo tanto, la propia comunicación se vuelve el objetivo principal del acto de censura.
El acto de censura se dividía en dos partes distintas. La primera etapa consistía en la expurgación de todo producto cultural o práctica los cuales eran denominados subversivos, es decir, que trastornaban la moral y el pensamiento que los militares impusieron. En otras palabras, se hacía una “limpieza” general del producto en cuestión. Una vez llevada a cabo la limpieza, esta se le comunicaba a los colegios, universidades y medios de comunicación para que el producto no se divulgara públicamente.
La segunda etapa era la ‘imposición de la ideología’ sobre los materiales que sí que se distribuyeron a escuelas, universidades y, por supuesto, medios de comunicación. La central desde la cual se dirigían las distintas operaciones para llevar a cabo la censura era el Ministerio del Interior, y aunque no todo se prohibía, se controlaba. Algunos de los métodos utilizados por los militares para llevar a cabo inspecciones rutinarias de control era: allanamientos a intelectuales, inspecciones en las bibliotecas públicas en busca de algún libro sospechoso, intervenir drásticamente en distintas editoriales, etc. Algo bastante común era la quema de libros para así borrar todo tipo de pensamiento opositor. En argentina por ejemplo se genero un comunicado (19) que dictaba que los límites impuestos a los medios de comunicación a la hora de informar a la población argentina, y que se castigaría a todo aquel que atentara contra el Gobierno.
A la hora de publicar en periódicos nacionales, se generó una división de opinión. Por un lado estaban los periódicos pertenecientes al bando militar, en estos se hacía nula referencia al estado dictatorial por el cual pasaba el país. Nunca se publicaban artículos y/o notas que pudieran perjudicar a la imagen y figura del gobierno militar. Por miedo a la represión militar, los periodistas que trabajaban en estos periódicos decidieron mirar hacia otro lado y no comentar nada acerca de la dictadura. En cambio, por otro lado hubo periódicos y revistas de índole política y cultural que sí decidieron publicar notas y artículos sobre la cruda y triste realidad que estaba asolando a miles de personas de un mismo país. Como consecuencia de esta desobediencia por parte de los periodistas, hubo constantes represiones, secuestros, torturas e incluso asesinatos de varias personas pertenecientes al gremio periodístico. Varios de los periodistas y escritores que sí decidieron contar la verdad sufrieron varias de las consecuencias anteriormente nombradas y algunos incluso tuvieron que pagar con su propia vida.
A partir del comunicado n.º 19 dictado por la Junta Militar, cualquier periodista que quisiera publicar algún artículo, nota, investigación, etc., debía previamente mandar el artículo en cuestión a la oficina de censura. Una vez que él supuesto artículo o nota llegaba a la oficina de censura, los militares especializados en el tema eran los encargados de dar o no luz verde al trabajo periodístico en cuestión. Se revisaba todo lo destinado a publicarse ante la población argentina; no importaba a qué medio de comunicación, todo era revisado. Otra forma de censura comentada anteriormente era la simple censura en sí misma documentos que tenían un carácter perjudicial para la figura pública del gobierno dictatorial eran simplemente destruidos y nunca llegaban a publicarse. Por último, la denominada autocensura comenzó a propagarse entre los propios escritores y periodistas, que decidieron no arriesgar su trabajo e incluso optaron por no enviar a la oficina de censura sus trabajos.
En el área de la literatura pasaba algo similar, los censores procuraron que las obras previamente publicadas pasaran un estricto control de relectura con el fin de censurar y prohibir aquellas que tuvieran un carácter pernicioso en contra del gobierno o aquellas cuyos autores siguiesen una ideología distinta a la impuesta por el gobierno de la época. Y lo mismo ocurrió con las obras que aún estaban por ser publicadas. En el caso del género literario de los libros escolares, profesores y alumnos debían seguir unos dogmas y reglas establecidos en el manual Subversión en el ámbito educativo: conozcamos a nuestro enemigo. Este manual fue elaborado y publicado por el Ministerio de Cultura y Educación justo un año después del golpe militar, y su fin era enseñar a profesores y escolares cuáles de las obras ya publicadas eran de lectura prohibida debido a su carácter pernicioso en contra del gobierno. El manual en cuestión era de lectura y comentario obligatorio por parte de padres y profesores, quienes debían constantemente elaborar informes acerca de las obras mencionadas en ese manual. La razón principal para la creación de este manual fue que el gobierno pensaba que la educación de los infantes era uno de los pilares fundamentales para el futuro de la nación argentina, cuyos valores debían basarse principalmente en la familia, la religión y la patria. Varias de las obras mencionadas en el manual eran cuentos infantiles que, al parecer de los censores, tenían un carácter subversivo y dañino para la población infantil argentina, pues no perseguían los ideales y la moral que el Gobierno pretendía imponer al pueblo.
Pero no solo los libros infantiles fueron prohibidos: también libros relacionados con el ámbito universitario fueron revisados y retenidos por los censores. Ensayos políticos y filosóficos pertenecientes a figuras como Karl Marx, Ernesto ‘Che’ Guevara o MaoTse Tung fueron inmediatamente prohibidos. Obras también pertenecientes a estudios sociales, de ética, educación tuvieron el mismo final que aquellas.Por ultimo también hubo censura de libros y textos de temática religiosa. la propia Iglesia quien establecía qué libros religiosos eran permitidos. Un caso de censura fue, por ejemplo, la Biblia Sudamericana de Ediciones Paulinas, por tener supuestamente un “carácter marxista”. En este caso no se llegó a prohibir del todo su lectura pero sí en gran parte.
Podemos ver con los dicho anteriormente, en las dictaduras nunca serás libre, ni siquiera de tu propia opinión estas a salvo, vives constantemente con un temor infalible al ser juzgado por lo que piensas y dirás. Ojalá nunca más una nación tenga que volver a pasar por esa situación y para que eso suceda no podemos dejar que temas tan simples como la libertad de opinión se vean reprimidas por una ideología que gobierna, somos más fuertes que eso.
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