por Victoria Maldonado U.
Septiembre para un gran número de personas significa “Fiestas Patrias”, o esos días de vacaciones que se usan para ir a visitar a la familia, hacer un asado, ir a una fonda, y alabar una bandera como si no hubiera un mañana. En pocas palabras; el chileno se acuerda de que es chileno y se siente orgulloso del país en estas fechas, por lo que me pregunto: ¿Qué nos hace a nosotros chilenos? ¿Cuál es esa identidad nacional? Y más importantemente, ¿incluye esta identidad nacional a los desplazados o ignorados por la dictadura ocurrida en este país? ¿Será que estos marginados son la vía para redefinir el nuevo Chile?
Domínguez define cultura como “mantener y continuar la reproducción de los patrones de valores, símbolos, memorias, mitos y tradiciones que componen la distinción entre el patrimonio de las naciones y la identificación de los individuos con ese particular patrimonio y esos valores, símbolos, memorias, mitos y tradiciones.” Es decir, queriéndolo o no, la identidad de Chile es y seguirá siendo marcada por el periodo de 1973-1990. Y éste comprende discriminación, clasismo, adversidad a la ideología de izquierda, a los pobres, a las diversidades sexuales, a los pueblos originarios, entre otros.
Alguien que, paradójicamente, encuentro que define la identidad chilena desde la marginalidad que sufrió fue Pedro Lemebel (1952-2015), artista, cronista y autor de obras que nos acercan a la vida en dictadura. Él habla desde la discriminación, no sólo siendo de izquierda (y discriminado por los comunistas), sino que (como él se autodefine) siendo “pobre y maricón”. Una obra icónica (y la más famosa) suya es “Tengo miedo torero”, que narra la relación prohibida en pleno año 1986 entre La Loca del Frente (un homosexual travesti) y Carlos (un revolucionario del FPMR). Podemos ver dentro del propio discurso de la Loca cómo se les refería a los homosexuales en su época “mariposuelo”, “maricón” o “brócoli mariflor”, y cómo ella ya lo tenía internalizado al nivel de que fuera parte de su identidad.
Estos relatos y otros explican mucho más que la exclusión y la dictadura; es la memoria, es el entendimiento por parte de muchos que no lo vivieron. Más allá de su terrible final, el motivo de la obra nos deja pensando, nos deja con la fantasía de un amor que por culpa de otros llegó a su fin.
Por lo tanto, encuentro muy singular el fenómeno que yo lo relacione al nuevo perfil chileno, siendo que en una entrevista hecha al autor en 2005 sobre las fiestas patrias, él dijo: “Si bien es cierto yo no tengo mucho que ver con los nacionalismos. La bandera dejó de emocionarme en la dictadura, lo mismo la canción nacional. No tengo nada que ver con eso, pero sí me gusta ver a la gente pobre y sencilla feliz. Porque este país ha sufrido mucho. En ese sentido esta fiesta me causa ese placer.”
Y esto me lleva al fenómeno del desplazado chileno: ¿Será que éste, después de tantos años sufriendo en silencio, decidió mostrar sus verdaderas luchas en aquel Octubre de 2019?
Puede ser que el chileno promedio (marginado o no) intente mostrar una faceta de ellos que los hace “chilenos” (o mejor dicho, que calza con los estándares), pero al momento de terminar estas fechas, él vuelve al sufrimiento, a la realidad. Se termina internalizando la idea de que son pocos los que viven así, o son sólo los cercanos, o sólo el barrio en el que se vive, pero el estallido social llega a cambiar los paradigmas y muestra que esos colores lemebelistas no son tan exóticos como parecen. La gente sigue viviendo bajo la sombra de la dictadura, sin poder acceder a una salud de calidad, sin que algunos cuantos de los nuestros puedan ser reconocidos como familia sólo por amar a otro que no se puede. Pero hace dos años sin duda resurgió una esperanza para un gran porcentaje de la población, y esa esperanza se tradujo en la posibilidad de hacer una nueva Constitución; una inclusiva, paritaria, plurinacional, y con un Estado social de derechos. En pocas palabras, una constitución para todos los chilenos (incluyendo por primera vez a aquellos que el Régimen Militar intentó rechazar), una que sanaría el corazón de muchos que sufrieron principalmente durante esos 17 años.
Más allá del futuro incierto de esta convención constituyente y del borrador de la constitución que puede ser aprobada o no, se sabe que el chileno no volverá a ser igual. La política será más versátil y se harán cambios, porque el ciudadano ya sabe de su poder, y no podrá ser callado.
Eso es todo lo que Pedro Lemebel hubiera querido: voz para los silenciados.
Referencias:
Lemebel, P. (2001). Tengo miedo torero (7.a ed.). Seix Barral.
Domínguez. (s. f.). ¿Qué es la cultura? Catálogo de tesis digitales, UDLAP. Recuperado mayo de 2019, de http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/dominguez_g_jl/capitulo1.pdf
Monsalve, A. (2016, 18 septiembre). Esto fue lo que dijo Pedro Lemebel sobre las Fiestas Patrias: su corazón latía por un país sin bandera. El Ciudadano. https://www.elciudadano.com/artes/asassaesto-fue-lo-que-dijo-pedro-lemebel-sobre-las-fiestas-patrias-su-corazon-latia-por-un-pais-sin-bandera/09/18/
Leigthon, D. (2020, 17 septiembre). “Musa Mosaico” sobre destrucción de retrato de Pedro Lemebel: “Son personajes que le pertenecen al pueblo y están en el corazón de la gente no se extinguen con estas acciones”. sourmagazine.cl. https://sourmagazine.cl/2020/09/17/musa-mosaico-sobre-destruccion-de-retrato-de-pedro-lemebel-son-personajes-que-le-pertenecen-al-pueblo-y-estan-en-el-corazon-de-la-gente-no-se-extinguen-con-estas-acciones/
Qué interesante reflexión Vicky. Aún nos preguntamos qué es lo que nos identifica como chilenos. ¿Marcó la dictadura el desarrollo de una nueva identidad para nosotros?
ResponderEliminarBuenísima la conexión con el estallido social...la actualización de una herida que sigue sangrando.
Escritura ágil, directa, potente.
C.Mery