por Isidora González
¿Existe realmente la necesidad de usar personajes secundarios en la creación de una novela?. Quizás, en un principio, en el borrador hecho con lápiz mina, simplemente para rellenar silencios que incomodan al autor. Pero, ¿y después?, ¿deberían desaparecer o lograr superar la impresión que dejan con su insustancial aparición?. En “Formas de volver a casa” Alejandro Zambra indaga el protagonismo de personajes secundarios peculiares: los niños de la dictadura. Aquellas personas afortunadas que se sienten condenadas por la protección que recibieron de sus papás durante esa época. A las que no les tocó, o no tuvieron cómo conocer el pavor, la muerte y el dolor.
La memoria es algo frágil, la infancia lo es también, y lo es aún más haber crecido a salvo de la historia. Ocurre entonces que los recuerdos de estos niños, de los protagonistas de esta novela, no son recuerdos en sí. Rellenan con memorias ajenas el vasto vacío que tiene su pasado para tener una sensación de identidad legítima, para ser capaces de sobrevivir sin recuerdos aparentes. Esto mismo sucede en la novela de Zambra, donde el autor logra poner en palabras la historia de estos personajes secundarios. Es más, la obra no sólo narra, sino presenta una gran fuente de información de la cual logré concretar lo siguiente: una guía para aquellos extras sin ayer, aquellos que anhelan independizar su memoria.
Esta cuenta con tres requisitos para vivir en las consecuencias del pasado y aprender a utilizar los escombros:
1.La necesidad de un pasado
2.La necesidad de entender
3.La necesidad de compartir
1.La necesidad de un pasado
“La rápida confianza en los escombros
(...)
La cálida esperanza de volver
Sin pasos sin camino de memoria
La larga convicción de que esperamos
Que nadie reconozca en nuestra cara
La cara que perdimos hace tiempo.”
(Zambra, 2011, p.81)
¿Qué somos sin un pasado?. Aunque la idea es “vivir en el presente”, la identidad de una persona requiere de experiencias para forjarse, especialmente de aquellas que marcaron hitos en la vida personal y/o colectiva. Los protagonistas transitan ciegos por un mundo destruido por la dictadura, y su ceguera se debe a no haber existido realmente durante ese período. Es más, estaban convencidos de su inactividad en la historia. Esto se detalla en la siguiente cita:
“Cuando grande voy a ser un personaje secundario, le dice un niño a su padre.
Por qué.
Por qué qué.
Por qué quieres ser un personaje secundario.
Porque la novela es tuya.” (Zambra, 2011, p.36)
Lo que ocurre acá es que los personajes creen que no tienen fundamento para establecer su propia “novela” al no tener recuerdos propios: “La novela es la novela de los padres, pensé entonces, pienso ahora.” (Zambra, 2011, p.27). Debido a esto cuando los protagonistas escriben sus libros recurren a las memorias de otros, ya que ansían desesperadamente vivir de alguna forma lo que ocurrió, como lo presenta esta cita: “Lo que pasa (...) es que espero una voz. Una voz que no es la mía (...). O es que me gusta estar en el libro. Es que prefiero escribir a haber escrito. Prefiero permanecer, habitar ese tiempo (...).” (Zambra, 2011, p.27). Ahora, esta acción los ayuda paradójicamente a utilizar los escombros de la dictadura y reflexionar acerca del verdadero significado de la memoria: primer paso de la guía.
2.La necesidad de entender
““Antes no había luz eléctrica”, decía cuando encendía las velas. Me costaba imaginar un mundo sin lámparas, sin interruptores en las murallas.”
(Zambra, 2011, p.75)
Los protagonistas de la novela tenían su “espantacuco”, aquella incondicional luz que los salvaba, cuando lo precisaran, del horror que es ser vulnerable. Era la única salida disponible, y sus papás no podían escapar de la realidad por ella. Como consecuencia, los personajes no se pueden apropiar de los recuerdos que utilizan para reconstruir su pasado, porque no los logran comprender, no tienen las facultades para dimensionar el existir en dictadura. Si bien, al principio los protagonistas de Zambra se demoraron en reconocer la verdadera carencia que tenían (el significado de la memoria): “Pienso que nos hemos convertido en (...) turistas (...) dispuestos a pasar mucho tiempo agotando los ojos (...)”
entendieron rápidamente que nunca van a entender ... y lo aceptan: “(...) pero que repentinamente decidieron volver y mientras vuelven respiran un alivio largo. (...) y aunque no podamos, (...) no sepamos hablar de inocencia o de culpa, dedicamos los días a repasar una lista larga que enumera lo que entonces, cuando niños, desconocíamos. (...)” (Zambra, 2011, p.70). Es así, a través del reconocimiento de conceptos que aparecieron por primera vez en tiempos oscuros y los sentimientos que les suscita el haber ignorado lo que sucedía, como pasan al último requisito.
3.La necesidad de compartir
“(...) pienso que la ropa de los padres debería siempre quedarnos grande.”
(Zambra, 2011, p.71)
La última etapa, el último requerimiento. Aquí, los protagonistas definen su rol en lo poco que dejó la dictadura. Se percatan que algunos asuntos siempre serán de otros, y eso no los excluye del duelo nacional y del proceso de recuperación que se desarrolla hasta el día de hoy.
Esta, la historia de los perseguidos, de los desaparecidos, es la historia que no les corresponde contar, que es tan ajenas a ellos, que no tendría sentido explicarles la trama. Pero que de todos modos les corresponde escuchar, no sólo para que cumplan su labor como acompañantes durante el duelo, sino por cuánto esperaron para saber: “Abandonamos un libro cuando comprendemos que no estaba para nosotros. De tanto querer leerlo creímos que nos correspondía escribirlo. Estábamos cansados de esperar que alguien escribiera el libro que queríamos leer.”(Zambra, 2011, p.78). Lo que presenta la cita explica la razón detrás de lo que realizaron los personajes de Zambra para construir su pasado: era simplemente sentir que el resto quería que ellos escucharan su historia y que los considerara dignos para hacerlo.
Fuente: Zambra, Alejandro (2011). Formas de volver a casa. Anagrama
buenísima la idea y el título
ResponderEliminarGenial la estructura que le diste a este comentario, original y significativa. La reflexión que se desprende es potente...¿quiénes somos en realidad? Es la gran pregunta que atraviesa esta novela y, en definitiva, la que atraviesa nuestras vidas. Felicitaciones.
ResponderEliminarClaudia Mery