miércoles, 13 de octubre de 2021

De personaje secundario a principal

 por Matilde Vergara


En Formas de volver a casa, Alejandro Zambra no solo expone el proceso de aceptar el pasado y las acciones o roles de otros en él, sino de ir descubriendo la infancia bajo la mirada del yo presente.

En el primer capítulo, Zambra narra algunos pasajes de la infancia en dictadura de un niño en Maipú. Es decir, narra la infancia en dictadura desde el punto de vista todavía infantil. En el segundo capítulo, Zambra se adentra a la autoconciencia, rasgo de la metaficción que expresa las preocupaciones del escritor respecto a su rol y su escritura, ya que narra las dificultades de escribir esta novela a través de un diario personal sobre su vida “real”. En el tercer capítulo, se entrelazan estas dos perspectivas, la del niño supuestamente ficticio que ahora se nos presenta como adulto, y la del autor. Finalmente, en la cuarta parte vemos como los dos protagonistas, Eme y el autor, se relacionan e identifican a sí mismos en la novela, Eme con Claudia, y el autor con Raúl.

La estructura de la novela nos permite acompañar al niño mientras crece, reflexiona e intenta comprender, y al autor mientras crece, reflexiona, intenta comprender y comunica.

Así, lo que quiero destacar de esta novela es la interrelación entre nuestro pasado, presente y futuro. Cómo la infancia afecta a la identidad futura y cómo la identidad presente puede cambiar cómo vemos nuestra infancia.

El mismo autor expresa cómo siente que “entonces [los niños eran] justamente eso, personajes secundarios” (2011, p.28). En su futuro esto lleva a su mentalidad de “es bueno no saber, esperar nada más” (p.80). Esto no solo se debe a que, desde pequeño, no estuvo al tanto por lo que su país estaba pasando y lo que su familia opinaba, también es debido a la diferencia que nota en comparación con el pasado de otras familias que sufrieron pérdidas de cualquier tipo y ya en el presente, por haber descubierto que sus padres no estaban en desacuerdo con la dictadura, mentalidad que él no entendía ni compartía.

Acá vemos representado cómo el ser un personaje secundario, sin ninguna agencia sobre las situaciones que vive ni sobre cómo los más cercanos a él opinan o reaccionan, dan a paso a una construcción de uno mismo aprensiva al cambio y al enfrentamiento con su pasado, al cual antes no le había dado importancia.

El deseo por la construcción de uno mismo hecha por uno mismo lleva así también a la autoexpresión. Con esto, no me refiero al hecho de que el autor escriba una novela con elementos autobiográficos, sino al derecho que sienten por aprender sobre su pasado y poder construir una opinión por sí mismos.

Esto se ve reflejado además a través de la historia de Claudia, hija de Roberto, el cual debía fingir ser su tío Raúl por medidas de seguridad ya que escondía gente que estaba en peligro. En esta historia sobre todo podemos ver el efecto que las vidas y decisiones de los padres durante la dictadura, durante la época en que ellos fueron los personajes principales, tienen en sus hijos y en su camino a la adultez. Claudia, a diferencia de nuestro protagonista, viene de una familia con muertos y dolor. Esto la lleva a relacionarse más cercanamente con la dictadura, aunque no tenga toda la verdad o no logre comprender. Es por eso que, para ella, “la década de los noventa fue el tiempo de las preguntas” (p.58), la década donde “buscaba su lugar en esa historia” (p.58). A diferencia del autor, que más que buscar su lugar, busca a través de la reflexión, su opinión y su identidad política frente a estos hechos, la posibilidad de ser algo más que un niño, algo más que lo que su padre es (p.19). Pero ambos tienen algo en común: preguntan “para llenar un vacío” (p.58).

Así, ambos personajes secundarios ya no quieren estar “a salvo de la historia” (p.82), ya que entienden que “recuperar las escenas de los personajes secundarios” (p.61) lleva a la construcción de su yo presente. Del yo que al fin logra entender un tiempo tumultuoso y cómo fueron moldeados por las acciones de otros para, ya sea desentrañarse de este molde o aceptarlo. Para tener la libertad de decidir su identidad y de expresarla sin remordimientos, ya que finalmente entienden que hay distintas formas de llenar ese vacío, hay distintas formas de ver el mundo (y que estas ya no dependen de sus padres o figuras autoritarias), que hay distintas formas de volver a casa. Y eso los hace personajes principales de su propia historia.


Bibliografía:

Zambra, A. (2011). Formas de volver a casa


1 comentario:

  1. Matilde, hiciste una interesante reflexión sobre cómo desde una mirada de adultos resignificamos nuestro pasado y develamos la forma en que hubiésemos querido que sucedieran las cosas.

    Claudia Mery

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