Por: Monserrat Coll
El poema “Hombre preso que mira a su hijo” pertenece a la serie de poemas “13 hombres que miran” del escritor, poeta, ensayista, dramaturgo y periodista uruguayo Mario Benedetti. El conjunto de poemas fue escrito entre 1973 y 1974, tras el golpe de estado en Uruguay. Gran parte de los textos de Benedetti se enfocan en reflejar la realidad política latinoamericana. El autor solía tematizar cosas como la tortura, el exilio, la reprecion politica y muchas otras.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.
“Hombre preso que mira a su hijo” muestra las palabras que un padre (presumiblemente un preso político) le dice a su hijo. En el poema se ve claramente el lamento del padre al no poder estar con su hijo.
El hombre le explica al niño el motivo de su ausencia, no le oculta los tormentos que este ha pasado en su tiempo preso y comenta en grotesco detalle las torturas a las que se le ha sometido. El hablante lírico se esfuerza en describir la brutalidad de su situación para que no quepa duda de los horrores que implica la represión política.
Luego es revelado que a pesar de la macabra realidad que el Hombre enfrenta, este se rehúsa a delatar a sus pares.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar.
A pesar de su situación, el sujeto decide callar para así mantenerse fiel a sus ideales y a sus seres queridos. El hombre sacrifica su cuerpo para salvar el resto de si.
Esta idea está presente en otra obra del mismo autor, Pedro y el capitán, publicada en 1979. En este drama teatral el protagonista también es un preso político el cual es torturado con el fin de que proporcione información sobre sus compañeros revolucionarios. A pesar del tormento físico infligido en él, elige guardar su silencio, incluso sabiendo que esto lo llevará a una agonizante muerte.
Pedro utiliza su silencio como un arma para reivindicarse frente al régimen. En cierto modo, logra recuperar parte del poder y libertad que le arrebataron. Lo único que tiene es su palabra, lo que dice y lo que no dice. Con este único elemento, logra doblegar al capitán (un torturador), el cual desesperado le suplica de rodillas que revele cualquier información.
Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de vergüenza
(...)
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.
Cuando todo tipo de libertad es perdida, lo único que queda para el individuo es su cuerpo y su integridad. Ambos personajes (El hombre y Pedro) se ven forzados en un rol de mártir, donde se sacrifican ellos para mantener algo, ya sea su familia, sus ideales o compañeros. Este sacrificio no es glamorizar, al contrario, se deja en claro la crudeza e injusticia de la situación. Ambos personajes sufren tanto física como psicológicamente, sus seres queridos también se ven fuertemente afectados. Por ejemplo, en el mismo poema, el hijo tiene que vivir sin su padre, sabiendo que este está siendo torturado.
Al final de todo, se concluye que este sacrificio es una necesidad para mantener la integridad del individuo. El hablante lírico vuelve a enfatizar lo cruel de la realidad a la que se enfrenta, pero a pesar de todo, se rehusó a traicionar a sus compañeros y a traicionarse a sí mismo.
Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.