En este artículo se abarcará uno de los cuentos del Uruguayo Mario Benedetti, más específicamente "Escuchar a Mozart", del libro "Con y Sin Nostalgia", y cómo en este se retrata el trabajo del protagonista como torturador que termina por transformar su identidad, afectado así a su voluntad y noción de sus acciones. Así también se analizarán elementos y conceptos arraigados en este, tales como el paralelismo entre el protagonista y el compositor austríaco Mozart, al cual ya desde el título se le alude intertextualmente. Por último, distinguiremos aspectos sobre el comportamiento del protagonista, desde antes de ejercer el oficio de torturador, hasta el presente de la obra, en el cuál se relata al protagonista deconstruido moralmente bajo la premisa del dicho "el fin justifica los medios", siendo este único participe de "los medios", sin siquiera saber "el fin".
Lo que primero resalta a simple vista al leer esta obra es la voz del narrador, la cual es directamente sacada de la conciencia del personaje principal mediante la técnica narrativa de monólogo interior.
Esto nos hace pensar que, si bien el narrador es protagonista, este tiene un conflicto interior entre dos "personalidades" o corrientes de pensamiento, refiriéndose a si mismo como tú, como si fueran dos personas distintas. Este factor nos ayuda a analizar más fácilmente el deterioro psicológico entre la época antes de ejercer como torturador, y el presente del texto en donde se ve carcomido por su detrimento anímico ocasionado por su trabajo dentro del régimen militante.
Otra característica de este cuento es el uso de flash backs para referirse al tiempo en que el protagonista "escuchaba a Mozart" y haciendo varias alusiones sobre los requerimientos personales y morales que se deben tener para escuchar a Mozart. "Mozart te gusta desde que ibas con Amanda a los conciertos del Sobre, cuando todavía no había Jorgito ni subversión, y la faena más irregular de los cuarteles era tomar mate. Y fíjate que curioso, ahora Amanda no tiene ganas de escuchar música, ninguna música, ni Mozart ni un carajo, sencillamente porque tiene miedo y teme atentados y vela por Jorgito, y claro a Mozart no se le puede escuchar con miedo sino con el espíritu libre y la conciencia vacía".
Tal como la del protagonista, purgada una vez ya ha torturado a alguien. Por lo cual este símbolo expone en su totalidad el cambio del protagonista ,respecto a su personalidad y conciencia. Y esto provocado por el ejercer de torturador. Por último, la mayor muestra del quebranto moral y extravío de cualquier raciocinio respecto a sus acciones se puede observar al final del relato.
En el momento en que Montes pierde los estribos tras una conversación con su hijo, Jorgito, en donde le pregunta implacablemente sobre su trabajo y que si acaso era torturador.
Para resumir y en forma de cierre de este artículo, se puede concluir que la moral del protagonista se ve en decadencia conforme avanza la obra debido a su trabajo como torturador, que termina por transformar su identidad y afectando así su voluntad y noción de sus acciones, esto se evidencia mediante símbolos dentro del cuento tales como la música de Mozart, comportamientos y monólogos interiores del protagonista.
Eduardo Carlin Retamal, 30-10-2021